16/9/09

Sobre la incapacidad del ser humano

Me intrigan ciertos comportamientos de la gente que me rodea y que se han visto acrecentados en los últimos tiempos cuando a los de mi generación se le van apagando los ídolos. Ídolos caídos de muy diversas maneras. Ocurrió con la muerte, por sobredosis, de Enrique Urquijo (hace unos años). Sucedió esta pasada primavera con la anunciada de Antonio Vega. Luego, multiplicando la verbena global, con la ingesta de medicamentos de Michael Jackson. Ahora es la noticia más pinchada en los diarios electrónicos: el fallecimiento por un cáncer de páncreas del actor Patrick Swayze. O la desaparición de Jim Carroll. Conozco colegas que acuden a vigilias por ellos, que están destrozados por alguna de estas inevitables desapariciones. Colegas que serían incapaces de ir a ver a su abuelita mientras la palmaba en la cama de su casa o del hospital de enfrente. Que nunca derramarían una lágrima por un vecino y que se aplastan contra el sofá de casa porque un tipo que tomaba olas en una tabla de una peli que vieron cuando eran veinteañeros se ha muerto como nos moriremos todos, como todo desaparecerá al fin cubierto por el polvo de la nada. Que miran con indiferencia la noticia del nuevo naufragio de una patera en el Estrecho ¿Por qué me tengo que apenar yo de que se haya ido Jim Carroll si no soy ni poeta ni punk ni le conocía personalmente, coño? Conozco mucha gente que sería incapaz de mantener una fluida relación de respetuosa amistad con cualquiera de estos ídolos caídos de haber sido hermanos, vecinos o conocidos de ellos; de haberlos tenido a mano para ir a escuchar cómo recitaban sus poemas o qué pensaban de la libertad individual o de los chicles de fresa. Y, sin embargo, se parten de dolor precisamente porque tanta globalización propicia estos ídolos de papel con pies de cerveza y barro. Me preocupa, y mucho, esta incapacidad del ser humano por congeniar con el prójimo cercano y, sin embargo, por elevar al cielo deidades tan innecesarias como cualquiera de nosotros mismos...

1 comentario:

ingettion dijo...

Es fácil aparentar cuando sabes que nunca te van a pedir explicaciones.

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