20/11/09

Editar en tiempos de crisis

Ayer por la noche, mientras preparaba la cena, me llamó indignado uno de nuestros autores. Al parecer se había acercado a uno de los establecimientos que tiene abierto en su ciudad una de las grandes cadenas de librerías (y otros bienes de consumo) y había comprobado que, pese a solicitar la reposición de su título hacía unas semanas, el libro que ha publicado con nosotros meses atrás seguía sin estar allí mientras un buen montón de ejemplares del último poemario publicado por Yolanda Castaño (en Visor, naturalmente) esperaban sonrientes a los posibles compradores. "No podemos hacer mucho", repuse mientras el aceite iba dorando el diente de ajo en la sartén.

"¿Cómo van las cosas?" me suelen preguntar amigos y escritores allegados. "Mal", contesto. La crisis. La crisis hace que las pequeñas librerías independientes hayan reducido, en general, al mínimo la adquisición de ejemplares. Y que las grandes superficies apliquen criterios tan científicos como, por ejemplo, que a la central de compras de la Casa del Libro (antaño paradigma de lo que toda librería quería llegar a ser y hoy convertida en un supermecado de best-sellers y modas pasajeras pero muy rentables a corto plazo) el último libro de la Premio Nobel polaca, Wislawa Szymborska, no le interese. Que no le interese significa, exactamente, que cuando se le presentó la novedad no pidió ningún ejemplar para toda su cadena de librerías. Que no le interese significa que, cuando dos semanas después se le insitió pensando que se trataba de un error, pidiera cuatro ejemplares para todas sus tiendas. La crisis. La crisis significa que la central de compras de la Fnac pidiera una pila de ejemplares del libro de Yolanda Castaño para su tienda de A Coruña y sólo catorce ejemplares de la poesía completa de Peter Handke para toda su red de establecimientos en España. Y éste es, por desgracia, el contexto en el que tenemos que batallar. Uno o ninguno. Y sin reposiciones porque la política de los grandes grupos editoriales frente a la crisis ha consistido en inundar las librerías con novedades y más novedades. Y ya sabéis el tiempo de vida que tiene una novedad en nuestro país: un par de semanas. El otro día en Zaragoza contaron delante de mí el número de novedades de Alianza que tenían encima de sus mostradores: diecisiete. ¿Que cómo van las cosas? Pues muy mal, oiga.

8 comentarios:

Miguel Veyrat dijo...

Me remito a mi comentario a tu entrada "Leyendas Urbanas", estimado Pepo. El comportamiento de los comerciantes de libros es ya totalmente extraliterario, como el de la mayoría de los autores de la editorial que mencionas. Y el de su oscuro, por más de una razón, editor.

Ismael Cabezas dijo...

Si acaban desapareciendo editoriales como la tuya, nos quedaremos sin libros tan extraordinarios como los de Sharon Olds, para tener que contentarnos con las mediocridades nacionales de los premios amañados. La literatura se ha convertido en un negocio nauseabundo, y la poesía en particular, al que he de decir, han contribuido los propios poetas, al querer vivir de la poesía y no de actividades laborales independientes a ésta que les presten libertad; al estar sus ingresos supeditados a lecturas poéticas, ponencias, conferencias, participación en mesas redondas etc, pierden toda libertad para poder hacer crítica hacia un "establishment" que les da de comer.

Ánimo Pepo.

Kosmonauta del azulejo dijo...

Ni debería pensarse en vivir de la literatura. A la hora de escribir, escribes por el placer mismo de hacerlo, por ese gusanillo que te anima a sumergirte en un mundo que nada sabe de mercadeos y de crisis. Si antes de sentarte tienes alguna espectativa, es que ya vas mal. Es la acción misma de escribir, el presente contínuo, el único y verdadero acicate para la escritura. Pienso que el escritor que supedita su vocación a actividades relacionadas con su nombre o nombrecillo, puede -no digo que siempre- pero puede cargarse su propio sujeto poético. En definitiva, que no sé si es cuestión de mercado, quizá el quiebre moral se refleje ahí, pero no sea su causa. Todo lo demás son consecuencias, un golem al que hemos dado en llamar "La crisis".
Un saludo.

Anónimo dijo...

Al respecto del comentario de R.B.A. querría hacer un apunte. Apenas nadie vive exclusivamente de escribir literatura. Tan sólo García Márquez, Isabel Ayende o escritores con este volumen de ventas asociado a cualquier cosa que escriban (su número en castellano no llega a diez). El resto, si se empeñan en vivir de la literatura y aledaños deben depender mucho más de este segundo elemento que de sus libros (me refiero a las conferencias, participación en jurados de premios, artículos de prensa, seminarios etc.).
Este segundo grupo de autores no es tampoco muy numeroso, pero se integra por muchos más escritores, gente ya más o menos conocida en el ámbito literario.

El resto, que es el grueso de los escritores, no aspiran a "vivir de la literatura". Aspiran simplemente a publicar, a tener lectores (pocos, por supuesto, pero a tenerlos). Escribir no es un acto completo sin publicar.

Por ello, puede afirmarse que el hecho de que el mercado editorial dificulte en grado sumo a este conjunto de escritores su mera existencia, la posibilidad de ser, de publicar, constituye un ejercicio caníbal e irracional de consecuencias culturales demoledoras.

Pero, como diría Vila Matas en el final de un libro mágico: "con Praga nunca han podido, con Praga nunca podrán".

Y ahí estamos R.B.A.

José María

Kosmonauta del azulejo dijo...

Jose María, yo me refería al acto de escribir, no de publicar. Que escribir no sea un acto completo sin publicar, pues... para planteárselo. Quiero decir, para plantearse qué se entiende por ser escritor. La brecha entre el YO SOY y el YO HAGO, marcará diferencias de rango y de mercado, sin embargo son material para la literatura. Para una literatura que nace y que crece no a la luz de cualquier esperanza de publicación, sino justo a la sombra de eso. Porque no puedes evitarlo.

ada dijo...

"La crisis" es sólo la justificación que nos damos (todos: consumidores y productores) para mantener "la crisis" que arrastramos desde hace tropecientos años (yo me recuerdo en "crisis" desde el principio de mi existencia). Ayer mismo, paseando entre librerías independientes de Madrid, no pude comprarme ni un triste libro porque no llevaba más de 5 euros en mi bolsillo...(eso sí, aceptaron mis ejemplares y me los pusieron a la vista de todo el mundo...espero que alguien con menos "crisis" se lleve alguno a su casa).

BesossS

PD: he descubierto este blog a través del post de hoy de Batania. Es interesante descubrir los puntos de vista sinceros de un editor. Te linkeo al mío.

Bartleby Editores. 1998-2008: Diez años creando lectores dijo...

Ada, bienvenida al blog. Además, compartimos signo zodiacal. te cuento: "crisis" en sentido estrictamente empresarial es que tus cifras de ventas de enero a noviembre, es decir, casi con el ejercicio vencido, anden un cuarenta por ciento por debajo de los niveles del año anterior. Una ecuación imposible de mantener si nos seguimos exigiendo un nivel alto de calidad para poder competir contra las opciones institucionalizadas que copan los espacios. Suerte con tu libro.

ada dijo...

Suerte también para Bartleby! Me entristecería muchísimo que una editorial con tan buen criterio literario no pudiera superar la crisis...fuerza y salud!

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