11/4/12

Publicar en mitad de la tormenta

Cada vez ruge más en mi conciencia la duda: ¿merece la pena seguir
publicando con la que está cayendo? O, de manera más precisa: ¿qué merece la pena publicar en estos tiempos? Me comentaba hace un rato por teléfono un amigo que ayer visitó, por casualidad, una librería de barrio (en el Bº de la Concepción madrileño) y que el librero (con cerca de cuarenta años a sus espaldas de oficio) le preguntó si Bartleby Editores seguía funcionando. Algo no cuadra en todo esto. El librero dice que las ventas de poesía han caído, en el último año, de manera radical. No necesitaba yo ir al librero, como el que va a la consulta del psicólogo, para saberlo. Nuestras maltrechas cifras de venta desde la mitad de 2011 (y hasta ahora) son todo un poema. El poema más breve que hemos escrito en muchos años. Las dificultades, curvas y recovecos con las que afrontamos la batalla por la visibilidad de un determinado título/autor están llegando a límites insospechados. La sociedad se aturulla, no sólo el editor. Hay una especie de desbandada, de sálvese quien pueda, que repugna. En redacciones, en locales, en la calle. Hasta en mi espejo. Se aceptan razones para no mandarlo todo, definitivamente, a la mierda. España iba bien, con Aznar, cuando una vivienda subía de precio, de un día para otro, de 6.000 en 6.000 euros. De aquellos polvos vienen estos lodos. Pero ¿es que todavía quedan lectores de poesía en este país? ¿Y de cuál poesía?

5 comentarios:

La calavera de Skeletor dijo...

Eso mismo nos preguntamos muchos de los poetas aunque claro siempre está la eterna pregunta también de ¿quedan buenos editores de poesía? Yo alguno me he encontrado. Quizá algún día se crucen los dos caminos. Estupenda reflexión y estupenda entrada, siguiendo fiel...

Pepo Paz Saz dijo...

Bueno, de lo que sí estoy seguro es de que hay muchos más poetas que lectores de poesía. Y, de paso, de que hay muchos más poetas que editores de poesía. Ahora bien ¿se puede leer poesía sin ser poeta? ¿Y escribirla sin serlo? Ya te anticipo que editarla, sin serlo, también se puede. Yo mismo, vamos. Lo de hacerlo mejor o peor ya no sé en qué categoría cae...

Miguel Veyrat dijo...

Eso que dices me gusta, yo también estaba seguro de que a los poetas los leían solo los poetas. Pero desde que entré en "las redes sociales", hace menos de seis meses y en FB hace sólo uno, no paran de salir lectores de poesía que comentan, y compran, Pepo, mis libros. Incluso los antiguos. Espero, deseo fervientemente que este título mío que publicas tenga el éxito que merece, al menos. si no mis versos el titánico esfuerzo de esta editorial. Que se ha ganado el renombre que tiene a base de calidad. Es un honor publicar con vosotros.

Jesús milrazones dijo...

de acuerdo con casi todo lo publicado en este hilo. Yo también llevo muchos años de editor de poesía sin ser poeta. Escribe poesía más gente de la que la lee y ¡ojo! esto empieza a pasar hasta en la narrativa. Están pasando muchas cosas a la vez, una de ellas es el paso del "broadcasting" a segundo plano. Y nosotros somos parte del broadcasting, por modestos que seamos.
Otra tendencia aparece apuntada en el comentario de Miguel: importan los autores en la medida en que son capaces de convertirse en personajes, importan así mucho más que sus libros.

Bárbara dijo...

Pues yo no soy poeta. Ya me gustaría, pero considero que es muy dificil escribir poesía. Si puedo deciros que sin ser poeta si leo poesía porque me gusta, y podeis estar seguros que al igual que yo, leo poesia sin ser poeta, haya más personas que os leen.

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